En 2002 Matt Damon se metía en la piel de Jason Bourne, protagonista de la saga literaria de Robert Ludlum. La historia de este asesino amnésico fascinó a millones de espectadores, primero en las salas de cine y luego en los salones de hogares en todo el mundo.
A pesar de no tener un guión especialmente intrincado, la ación directa con continuas persecuciones mantiene al público en tensión casi hasta el final.
Y como si de un hilo conductor de esta serie de film se tratase, en las tres entregas aparece este "Extreme ways" de Moby.
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