Con "Infiltrados" llegó el Oscar que tanto se le había atragantado a Martin Scorsese. Esta historia de policías intentando desmontar la mafia irlandesa de Boston desde dentro mereció la estatuilla de la Academia, aunque no está ni de lejos al nivel de obras maestras filmadas por el neoyorquino como Taxi Driver o Toro salvaje, que si merecieron ese reconocimiento que injustamente se les negó.
Un plantel lleno de estrellas para un film, en el que la violencia y los "tacos" están a la orden del día (es la cinta con más uso de la palabra "fuck" y sus derivados en ganar el Oscar a la mejor película), y donde los Dropkick Murphys no desentonan en absoluto.
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