Roland Emmerich se aventuró en 1998 a relizar "Godzilla", un remake del mítico monstruo japonés. El resultado a nivel económico no fue tan positivo para el alemán como el conseguido dos años antes con "Independence day", pero aún así manejó unas respetables cifras en taquilla. Lo que no estuvo tan a la altura fue el guión, que quedó absolutamente a merced de todo un despliegue de efectos visuales para atraer al espectador.
Con el propósito de mantener al público pegado a la silla, se eligió una banda sonora cañera, y un claro ejemplo es este tema de Jamiroquai.
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